El puma (Puma concolor) es uno de los depredadores tope más importantes de la Selva Maya, desempeñando un papel crucial en la regulación de las poblaciones de presas y manteniendo el equilibrio ecológico de los bosques. Su presencia es un indicador de la salud del ecosistema, ya que requiere grandes territorios y una abundancia de presas para sobrevivir.
En la Unidad de Manejo La Colorada, los registros obtenidos mediante cámaras trampa han demostrado que, aunque la presencia del puma es dispersa y tiene tasas de captura relativamente bajas, fue registrado en varios sitios de muestreo, lo que sugiere un rango de distribución relativamente amplio dentro del área. Este comportamiento disperso podría deberse a la necesidad del puma de cubrir grandes territorios en busca de presas y a su capacidad de adaptarse a diferentes tipos de hábitats. Sin embargo, estas adaptaciones no lo eximen de las amenazas, ya que la fragmentación del hábitat y la caza siguen siendo preocupaciones significativas.
El hecho de que el puma se registre en múltiples sitios refuerza la importancia de mantener corredores biológicos que conecten diferentes áreas de bosque, permitiéndole desplazarse y encontrar recursos sin enfrentarse a barreras creadas por la actividad humana. Proteger el hábitat del puma es esencial no sólo para asegurar su supervivencia, sino también para mantener la integridad de los ecosistemas de los que depende. Es necesario continuar con los esfuerzos de monitoreo y conservación, así como implementar estrategias que mitiguen las amenazas humanas, garantizando que esta especie icónica continúe desempeñando su papel vital en los bosques de la Selva Maya.