El Parque Nacional Laguna del Tigre cuenta con una extensión de 337,899 hectáreas, y es la Zona Núcleo más extensa de la Reserva de la Biósfera Maya (RBM) y el parque nacional más grande de Guatemala. Ubicado al noroeste de la RBM, este parque alberga 13 de los 16 ecosistemas de la reserva, destacando especialmente por sus vastos humedales, los cuales le valieron la designación de Sitio Ramsar en 1990. Este humedal es el más grande de agua dulce en Mesoamérica y representa un área crítica para la conservación de especies emblemáticas y amenazadas como la Guacamaya roja (Ara macao cyanoptera), que anida en sitios claves como El Perú y Peñón de Buena Vista.
Un Centro de Diversidad Biológica
Laguna del Tigre es un núcleo de biodiversidad en la RBM, con ecosistemas que incluyen desde bosques altos y sabanas inundables hasta el complejo de humedales más grande de Guatemala. El parque cuenta con más de 278 especies vegetales, como el timbal (Bambusa longifolia) en las sabanas y relictos de encino (Quercus oleoides) en áreas del sureste. En su fauna, destacan 219 especies de aves, 120 especies de mamíferos –entre ellos el jaguar (Panthera onca) y la danta (Tapirus bairdii)–, además de 20 especies de anfibios y 38 de reptiles. La presencia de cocodrilos de pantano (Crocodylus moreletii) en sus cuerpos de agua y una rica diversidad de peces refuerzan el valor ecológico de este parque.
Importancia Cultural de El Perú
El sitio El Perú, además de ser un refugio vital para la guacamaya roja y la tortuga blanca (Dermatemys mawii), alberga el yacimiento arqueológico Perú-Waka’, un antiguo centro político del periodo Clásico Maya que se destaca por su posición estratégica en la red fluvial que conectaba el occidente de Petén con el río Usumacinta. Esta ciudad fue testigo de luchas de poder entre los reinos de Tikal y Calakmul, lo que subraya su relevancia histórica en la región.
Desafíos de Conservación
Pese a su importancia, el Parque Nacional Laguna del Tigre enfrenta desafíos de conservación críticos. La deforestación, los incendios forestales, la expansión de la ganadería extensiva y las actividades petroleras sin mitigación han acelerado la pérdida de sus bosques. La construcción de carreteras, impulsada por la actividad petrolera, ha facilitado el ingreso de nuevas familias y el establecimiento de asentamientos, principalmente en el centro del parque, donde se observan cambios acelerados en la cobertura forestal.
A partir de la década de 1970, el parque ha sufrido un incremento en la ocupación humana, especialmente por actividades ganaderas y agrícolas. Aunque se han firmado acuerdos de cooperación con comunidades locales para estabilizar la frontera agrícola, la ocupación ilegal sigue siendo un reto, especialmente en la zona central del parque y en áreas de influencia como Paso Caballos y Santa Amelia. Este crecimiento poblacional y la expansión de la ganadería han resultado en la pérdida de grandes extensiones de bosque y la degradación del hábitat.
A pesar de estos desafíos, Laguna del Tigre continúa siendo un ecosistema clave dentro de la RBM, vital tanto por su biodiversidad como por su valor cultural. La implementación de políticas estatales enfocadas en desalojar a los grandes ocupantes ilegales y en buscar alternativas sostenibles para los comunitarios más vulnerables será fundamental para garantizar la conservación del parque. Con una protección adecuada y un compromiso firme, Laguna del Tigre tiene el potencial de restaurar sus ecosistemas y preservar su invaluable patrimonio natural y cultural para las futuras generaciones.